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En caída libre


Se le está desbaratando la estantería al señor Uribe. En Sopó, La Calera y Acacías, no propiamente de izquierda, lo recibieron, entre jueves y viernes, demostraciones de repudio que asustaron a sus “huestes”: puros guardaespaldas. En realidad el esquema de seguridad del expresidente es una manifestación portátil. El hecho es que él está echando toda la carne al asador de aquí al 8 de octubre, cuando debe comparecer a la Corte, para ver si logra intimidarla y poder convertir la indagatoria en un simple encuentro con su lustrabotas. Pero tal vez no le funcione, porque el viernes anterior los magistrados expidieron un documento en el que descalifican por “retórico” el pedido del otro ejército, el de los abogados del señor, en el que solicitaban suspender la audiencia.

El punto de giro en este momento, entonces, ya no son las elecciones del 27, pues Uribe anticipó el clímax en 19 días, para el 8, fecha en la que se sabrá dónde ponen las garzas. La criminalidad y las amenazas, entonces, se han disparado en las regiones, acelerando esos “homicidios aplazados”, esas “muertes por razones morales” y esas “masacres con sentido social” contra líderes sociales y exguerrilleros a que convocó cuando se realizó la firma del Acuerdo de Paz. Es una incógnita calcular desde ahora cuánto de “invivible” se pondrá el país en esos 19 días de ñapa, según como le vaya el 8 a quien se sentará en el banquillo. Decía Walker, el de Quemada, que “hay momentos en la historia en que en diez días un pueblo logra lo que no pudo durante todo un siglo”. Aquí serían 19, mejor todavía.

El presidente Duque no se ha dado cuenta de este suspenso doméstico por andar tan atareado remendándole la reputación a Guaidó luego de esas fotos con los Rastrojos, cuyas coordenadas le envió para que le hicieran la inmigración por los caminos verdes. Delinquir para el concierto, se llama eso. Doña Paloma no le ayudó mucho diciendo, para excusar esa recepción, que “los Rastrojos no son paramilitares sino narcotraficantes”. Es que como Uribe extraditó a los paras por narcos y no por paras... Pero bueno, allá ellos. También Duque ha tenido la cabeza en otra parte por la echada que Trump le pegó a Bolton, su llavería en Washington, por las embarradas con Venezuela. Y por la reversa de tres países, entre ellos Chile, después de que el canciller Trujillo los “convenció” en la OEA de resucitar esa antigualla del TIAR, que mostró aquí como una “victoria diplomática”. Encima de eso, Noticias Uno, con apoyo ciudadano y por la libre, logró triplicar su audiencia luego de que Sarmiento, con el “aval” de su Gobierno, lo sacó del aire. En cuanto a Pastrana, ni modo de esperar que le dé una mano en estas circunstancias dramáticas. El pobre, además de estar pagando escondederos frente a “Nohra y mis hijos”, debe estar intentando perfeccionar su coartada de que estaba con Fidel Castro en una reunión, cuando en realidad estaba de visita, transportado en el “Lolita Express”, el antro VIP del pedófilo Jeffrey Epstein en las Bahamas. Difícil creer que Pastrana, después de un vuelo largo con archimillonarios depravados —Clinton, entre ellos—, les haya dicho que él mejor se bajaba en las Bahamas para ir a La Habana a conversar con Fidel sobre geopolítica.

Menos mal que doña Paloma está organizando una manifestación mundial de apoyo a Uribe para el 8; en Miami, será en la calle 8.
Por| Lisandro Duque Naranjo