En la historia de la humanidad siempre han
ocurrido hechos simultáneos importantes, que antaño no alcanzaban a circular o
tenían que dosificarse, porque los medios eran insuficientes y no cabían en
ellos tantas primicias, buenas o malas, con preferencia éstas últimas. En el ya
antiguo siglo XX, pues, había que aplazar algunos sucesos antes de darlos a
conocer. Pero desde que existen las redes sociales, hay cupo para todos al
tiempo, y hasta para más, y la prueba es que a un episodio trivial se le suele
dar el rango de acontecimiento. Que a una youtuber vegana se la sorprenda
comiendo carne o que a la exesposa de un futbolista le dé por conseguirse un
novio suelen ser informaciones exitosas. El entretenimiento efímero es la
carnada para que las grandes conspiraciones se mimeticen y solo puedan ser
evidenciadas en diferido, cuando ya para qué.
Hay, además, otro síndrome contemporáneo
causado por la urgencia de ofrecerle novedades a ese homo sapiens que mantiene
el rostro iluminado por la fosforescencia de su celular: hay que crear las
noticias, inventarse conmociones artificiales para nutrir la gula insaciable de
las redes sociales. La primicia se fabrica sobre medidas para surtir a los
medios. El problema es que se están fabricando cada vez más “noticias”, y las
redes, ante ese hacinamiento, las sueltan al mismo tiempo, sin jerarquizarlas.
En ese mazacote, lo de por la mañana, ya por la noche, parece de anteayer, y lo
de anteayer ya es historia patria. Esa relatividad del tiempo ayuda a que el
crimen de un líder social, por ejemplo, ocurrido ayer, hoy sea una antigualla.
No sé cómo, pero la sociedad civil tendrá que corregir eso.
Diría que la noticia sobre la destitución de
Mockus la retuvieron los del CD hasta estar seguros de la victoria de Claudia
López sobre Navarro. Para soltar la chiva, tendrían a sus “community managers”
en acuartelamiento de primer grado, esperando la confirmación de los abogados
que hacen lobby, medran por las cortes e indagan las tendencias de los
magistrados votantes. Y hasta un empujoncito harán. Si Navarro hubiera ganado,
la pérdida de la curul de Mockus tal vez la hubieran anunciado mucho después, o
hubiera sido innecesaria, ya que para el CD Navarro es de lavar y planchar y le
hubieran podido dejar a Mockus, que es peligroso pero con Claudia.
Ya lo de la pérdida de investidura de Ángela
María Robledo dejó de incluirse en ese mismo paquete noticioso —lo que hubiera
sido una verdadera moñona—, solo porque Marta Lucía Ramírez está incursa en las
mismas causales. Además es la vice. El azar no existe y en los cálculos del CD
tal vez les toque ahorrarle presión a la inmolación de la decente entre las
dos. Tienen esta semana de pasión para pensarlo. Aun así, creo que seguiremos
contando en el Congreso con la fogosidad contenida y aguda de Ángela María.
Lo otro apetitoso, no controlable por el CD, ha
sido la bajada de humos que le pegó Trump a Duque. Éste, creyéndose en las
grandes ligas guapeándole a Rusia y a China, de repente se vio igualado a los
mandatarios de tres repúblicas centroamericanas que a juicio del Tío Donald son
basura. Además, con la resolución de apoyo a la JEP, el viernes pasado, por
parte de la Unión Europea y del Consejo de Seguridad de la ONU, con el voto de
EE. UU., el que terminó sitiado diplomáticamente fue su gobierno. Hasta
Whitaker, tan oficioso, llevó del bulto.
Por | Lisandro Duque Naranjo