La
Fundación para la libertad de prensa (Flip) está investigando a la Alcaldía, y
por extensión a la gerencia de Canal Capital, por las “sospechosas” decisiones
de bloquear contenidos audiovisuales producidos por ese canal en el 2015 y que
hasta el 31 de diciembre pasado estuvieron disponibles para la audiencia a
través de Youtube.
Según
la Flip y los propios afectados, se abolieron de esa plataforma los archivos
con intervenciones cruciales del alcalde anterior, Gustavo Petro, material
videográfico de Hollman Morris y cuatro programas periodísticos del exreportero
de Noticias Capital Pablo Bastidas. Con el ánimo de que se amplíe esa
investigación, le pido a la Flip que busque también en Youtube la entrevista
que le hice al comandante de las Farc Timoleón Jiménez, Timochenko, en octubre
de 2015. De igual manera, que intente a ver si puede dar aunque sea con un
capítulo de los ocho que dirigí para la serie “Un mundo de Gabo”, estrenada en
noviembre. Ni va a encontrarlos y además no son los únicos eliminados. La
mayoría de ellos, durante el breve tiempo que alcanzaron a estar, contaron con
miles, lo que se dice miles, de espectadores de todo el mundo que los cliquearon
a satisfacción. La televisión más humana, a riesgo de parecer providencial,
procuró no hacer nada desechable. Allí no se hablaba de televidentes, sino de
ciudadanos.
El
gerente de Canal Capital, o “alguien en la Alcaldía”, han sido muy confusos en
las explicaciones que han dado sobre esas decapitaciones quirúrgicas. Según
ellos, algunas se hicieron “por razones técnicas”. Otras, por problemas “de
derechos de autor”. Y la mayoría, a que “como no sabían qué otros audiovisuales
de la pasada administración violaban derechos de autor, prefirieron ocultarlos
todos para evitar demandas”. ¿Al fin qué? Curioso que de esos pretextos tan
forzados se hayan salvado algunos programas que, tal parece, no les parecieron
“tan políticos”. Todo, sin embargo, tiene su lado divertido: el gerente del
canal al final concluye: “Pero esa información pública no se ha perdido y
reposa en los archivos del Canal Capital y de la Alcaldía, por si algún
ciudadano la requiere”. O sea que el que quiera ver la serie de Gabo, o
consultar un discurso de Petro, puede perfectamente ir a la 26 con 63, o al
Palacio Liévano, y llevar su disco duro, o su USB, para que le transcriban lo
que solicite, como si se tratara de expedientes empolvados en un tribunal.
El
gerente Montenegro habla de “problemas” en derechos de autor, como si
Timochenko fuera a demandar a Canal Capital por usufructo inconsulto de su
imagen. O como si la disponibilidad pública de un discurso de Petro ofreciera
el riesgo de que éste fuera a devengar por su autoría. En cuanto a la serie de
Gabo, le informo al antiguo ejecutivo de RCN TV que todos los derechos
internacionales por concepto de uso de entrevistas fueron pagados a muy alto
precio y con recursos de la Autoridad Nacional de Televisión. También es bueno
que sepa que esa serie no se puede vender a canales privados —lo digo por si
acaso—, ni para obtener lucro de orden publicitario. Le sugiero que lea los
contratos. Ese es un bien público que no se les puede vetar a los espectadores.
Y en cuanto a la factura técnica de esas realizaciones, que también pretende
demeritar, los miles que las han visto por dentro y fuera del país saben que es
óptima. No hable mal del Canal, que es pura gente que trabaja con usted.
Decir
que eso es censura, es una obviedad. Como lo es que estamos ante un atentado
bárbaro contra el patrimonio vivo y la memoria audiovisual de la ciudad y del
país. Los bogotanos verán.
Por| Lisandro Duque Naranjo
